Autor original: Mariana Loiola
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En 2005 mataron al menos a 63 periodistas en el ejercicio de sus funciones, o por manifestar sus opiniones. Una cifra que no era tan elevada desde 1995 (aquel año encontraron la muerte 64 periodistas, 22 de ellos en Argelia). También mataron a cinco colaboradores de medios de comunicación ("productores", chóferes, traductores, técnicos, agentes de seguridad, etc.).
Por tercer año consecutivo, Irak continúa siendo el terreno más asesino : allí, 24 periodistas y 5 colaboradores de los medios encontraron la muerte durante el año. En total, 76 periodistas y colaboradores de los medios han muerto en Irak desde el comienzo del conflicto armado, en marzo de 2003. Es decir, más que durante la guerra de Vietnam, entre 1955 et 1975. Los atentados terroristas y los ataques de la guerrilla iraquí son la primera causa de mortalidad entre los profesionales de la información. Pero el ejército norteamericano es responsable de la muerte de tres periodistas y colaboradores de los medios de comunicación. El 28 de junio, unos disparos norteamericanos mataron al realizador iraquí Wael Al Bacri, de 30 años. Al día siguiente, un portavoz de la 3ª división de infantería, que tiene la base en Bagdad, reconoció que una unidad norteamericana estaba implicada en la muerte del periodista, y que se había abierto una investigación. Desde entonces, el ejército no ha facilitado ningún resultado de este caso. Lo mismo que de los demás, por otra parte.
En Filipinas también, los periodistas pagan con su vida la voluntad de informar. Aquí, el riesgo no procede de grupos armados sino de políticos, hombres de negocios o traficantes, dispuestos a hacer de todo para silenciar a los periodistas que investigan sus prácticas ilegales. A pesar de que durante el año se produjo la condena del asesino de Edgar Damalerio, al que mataron en 2002 en la isla de Mindanao, la impunidad sigue siendo la norma. En otros países de Asia (Afganistán, Bangladesh, Nepal, Pakistán, Sri Lanka), también han matado a periodistas, a causa de su trabajo.
En Líbano, una serie de atentados a responsables políticos y periodistas sacudió al país en 2005. En ellos perdieron la vida dos grandes figuras de la prensa libanesa : Samir Kassir, en junio, y Gebrane Tuéni, en diciembre. El primero era uno de los editorialistas del diario An-Nahar. El segundo era su Presidente-Director General. En septiembre, May Chidiac, presentadora estrella del canal de televisión LBC, escapó con vida, aunque gravemente mutilada, de un atentado con un coche bomba.
También en Africa, la violencia contra los periodistas experimentó un recrudecimiento en 2005. En la República Democrática del Congo, en Sierra Leona y en Somalia, mataron a profesionales de la prensa. Todos los casos continúan impunes, y los asesinos, a veces conocidos, no han sido sancionados. La investigación sobre el asesinato, en diciembre de 2004, de Deyda Hydara, periodista gambiano y corresponsal local de Reporteros sin Fronteras y de la Agencia France-Presse, se encuentra estancada. Las autoridades ponen todo de su parte para que no se identifique claramente a los asesinos, y puedan escapar a la justicia.
En el continente americano, México se ha visto enlutado por la muerte de dos de sus periodistas. También aquí, en el origen de estos asesinatos se encuentran las investigaciones sobre traficantes de droga o carburante.
En Rusia y Belarús, murieron varios periodistas en circunstancias que no han sido aclaradas. En algunos de los casos, el móvil del crimen parece ser la actividad profesional de las víctimas. Las investigaciones, efectuadas frecuentemente de forma parcial y política, casi nunca llegan a conclusiones.
*Esta é uma parte do relatório Liberdade de Imprensa em 2005, divulgado pela organização Repórteres Sem Fronteiras (RSF), em 4 de janeiro de 2006. A íntegra do relatório em espanhol está disponível na área de Downloads desta página.
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