Autor original: Graciela Baroni Selaimen
Seção original: Artigos de opinião
Artur Serra*
En los años 80, a partir de los análisis del Silicon Valley, se empezó a acuñar la expresión "alta tecnología" ("high technology") para identificar la emergencia de las tecnologías de la información y la comunicación. En España, Manuel Castells realizó un estudio para el gobierno socialista titulado "Nuevas tecnologías, economía y sociedad". En él se acuñaba el nombre de "nuevas tecnologías" para definir el mismo conjunto de tecnologías, iniciadas en los años 40 con el desarrollo de la microelectrónica y que, en los 80, eclosionaron con la aparición de los PCs y la producción en masa de circuitos integrados.
Ambas denominaciones para un mismo fenómeno tienen su interés. Por un lado, la alta tecnología hacía referencia a su estatus tecnológico y social más elevado que la tradicional tecnología de baja gama ("low technology") como la que caracterizó a la anterior oleada de la electromecánica. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) provenían directamente de las universidades tecnológicas como Stanford, sus protagonistas eran científicos metidos a ingenieros o ingenieros doctores (no los sencillos ingenieros metalmecánicos), y las empresas que creaban estaban plagadas de cuadros superiores y personal altamente cualificado.
Por su parte, la definición como "nueva tecnología" también tenía su razón de ser. La informática y las redes de ordenadores provenían de la aplicación de la matemática al campo de las máquinas de cómputo. Conceptos como información, programa, inteligencia artificial y redes de ordenadores eran radicalmente nuevos si los comparábamos con la tecnología conocida hasta la fecha. Han pasado varias décadas hasta que la clase ingeniera ha reconocido la informática como una ingeniería de nuevo tipo. El diseño de software no entraba dentro de la cultura de los ingenieros industriales o químicos.
Estas nuevas tecnologías, dado su carácter "intersticial", afectan y transforman - a su vez-las tecnologías tradicionales, dando lugar a nuevos usos, como en el caso del automóvil: artefacto cada vez más trufado de chips y sistemas inteligentes. Pero dicha informatización es tan sólo un efecto de la emergencia de las nuevas tecnologías. Un efecto secundario.
En los años 90, dichas tecnologías -ahora con su convergencia en Internet- pusieron sobre el tapete el nacimiento de una "nueva economía". De nuevo Manuel Castells, entre otros autores, como Everett Rogers, Ana Lee Saxenian, etc., lanzaron las primeras piedras del análisis de las nuevas estructuras económicas que dichas tecnologías producían. A partir del estudio del Silicon Valley, un nuevo tipo de industria emergía. Primero fue la industria de microchips (Intel). Más tarde, la industria del hardware y el software (Microsoft). Hoy, la industria de las redes de ordenadores (Cisco, MCI WorldCom,...). Estas nuevas realidades económicas tenían como característica fundamental el constituir "medios de innovación", cuyas componentes principales eran:
Las nuevas empresas tecnológicas no eran simplemente una evolución de las estructuras empresariales de la era del automóvil y del petróleo sino una realidad económica nueva.
La irrupción de Internet en la década de los 90 en el mundo económico como tecnología de convergencia de la informática y de las telecomunicaciones no hizo más que expandir y generalizar todavía más este tipo de nuevas empresas. Lo que en los años 80 era un fenómeno localizado en Silicon Valley o en puntos regionales en países avanzados (Sophia Antipolis, Route 128, ...), ahora ha dado lugar a un fenómeno generalizado denominado "nueva economía". Incluso en la propia bolsa, esta nueva realidad se vio reflejada en el nacimiento de bolsas diferentes, como el NASDAQ, donde se cotizan los nuevos valores.
Por supuesto, estas nuevas empresas de Internet, entre las que encontramos el sector de negocio propiamente de red (MCI WorldCom, CISCO, Qwest, etc.) así como otros sectores de servicios de red y de contenidos (Yahoo, Amazon, etc.) influye en el resto de sectores tradicionales y los renueva, los "informaliza" y los pone en red. El denominado comercio electrónico, y en particular el que se establece entre empresas ("Business to Business" o "B2B"), favorece las transacciones comerciales entre empresas de sectores muy diversos. Pero lo que nos interesa destacar es que dicho uso de Internet por el mundo económico tradicional no sería posible si no existieran esas nuevas empresas que les introducen las nuevas tecnologías en su vieja economía. Las empresas de Internet meten al resto de empresas en Internet.
La hipótesis que sostenemos es que el mismo fenómeno se está produciendo en el resto de estructuras sociales. El proceso no se detiene en la denominada "nueva economía". A diferencia de los antiguos modelos de industrialización, la tecnología industrial tiene un efecto directo en el conjunto de la sociedad. Ello produce también el nacimiento de nuevas sociedades de la era Internet.
Sociedad de la Red, la sociedad en red.
Las redes ciudadanas forman parte de este nuevo fenómeno asociativo de la era digital. En otros artículos, hemos analizado la historia de dichas redes, que han adoptado diversas formas desde los años 70 cuando comenzaron a desarrollarse los primeros sistemas de comunicación de grupo.
Dichas tecnologías, iniciadas entre otros autores por R. Hiltz y Murray Turrof, dieron lugar a los primeros BBS, después a las denominadas redes libres ("freenets") y, finalmente, a las redes comunitarias ("community networks") (Cisler, S. 1993). En el proyecto EPITELIO, desarrollado entre 1996 y 1998, hemos realizado una biblioteca de documentos relativos al movimiento de redes ciudadanas. En paralelo, otros esfuerzos notables en esa dirección han sido los iniciados desde los años 80 por la educadora Tonia Stone, y su "Community Technology Center Network". Su red actual, de más de 350 centros de tecnología para la comunidad, se inició en el barrio de Harlem, con el centro "Playing to Win" [Jugando a Ganar]. Se trataba de un local con PCs puesto a disposición de la gente del barrio. Dicha red, como pudimos comprobar en su último congreso de Chicago, en 1999, reúne incluso una mayor diversidad social y étnica que el propio movimiento de redes ciudadanas. Su anclaje territorial y espacial en barrios con dificultades de marginación social los hace especialmente eficaces en su aproximación a sectores sociales que no viven en el "mundo virtual", sino en la dura realidad cotidiana.
En cualquier caso, lo que nos interesa resaltar es que en todos estos casos se puede detectar el nacimiento de un nuevo tipo de asociación de la era digital. Las redes ciudadanas comienzan siendo un mero servicio de acceso a la red ofrecido por una entidad pública (universidad, ayuntamiento o entidad sin animo de lucro) pero, progresivamente, el servicio genera una asociación con entidad jurídica propia. Éste ha sido el caso de varias redes ciudadanas, como la Red Cívica de Milán o Ravalnet, del barrio del Raval de Barcelona. Se inicia una toma de conciencia de una identidad social diferenciada. Dicha nueva entidad de la Red la que conecta con el resto de entidades del barrio, pueblo o ciudad. Este fenómeno se puede dar al margen o en el interior de las organizaciones sociales. También existe el caso de varios ayuntamientos que han generado estructuras nuevas encargadas de la "Sociedad de la Información", que son los motores que ponen al propio organismo oficial en red.
En cualquier caso, lo que nos interesa resaltar es la emergencia de una "nueva sociedad" de la era digital, no simplemente el "uso" por la sociedad actual de las herramientas digitales, como se podría pensar a primera vista. Si ello es cierto, se podría afirmar que la sociedad de la información es un proceso algo más complejo que simplemente el "uso de las nuevas tecnologías por la sociedad" y que comporta como factor dinamizador de vital importancia la generación de nuevas estructuras sociales que son las encargadas de introducir esas nuevas tecnologías en la sociedad tradicional.
Ello comporta que las políticas para el desarrollo de una Sociedad de la Información han de considerar como elemento crítico la formación de los líderes, de los nuevos emprendedores sociales que son capaces de generar esas nuevas estructuras sociales que, a su vez, renuevan el tejido asociativo tradicional. También hacen falta nuevos programas de investigación sobre esas nuevas estructuras sociales, apenas en sus comienzos. Esos programas no pueden basarse tan sólo en la observación de las redes ciudadanas existentes, sino en el diseño y desarrollo de nuevas organizaciones sociales propias de la era digital. De lo contrario, nos podemos encontrar con una abundancia de nuevas tecnologías incapaces de ser utilizadas por las estructuras sociales tradicionales.
La clave de poner la sociedad en red es la potenciación de las sociedades de la Red. Ése es el caso de las redes ciudadanas.
¿Qué son las redes ciudadanas?
Existe una incipiente literatura sobre dichas redes. Por nuestra experiencia, podemos definir las redes como un nuevo tipo de organización social destinada a promover el desarrollo de la Sociedad de la Información en el ámbito local. En unos sitios, cobra la forma de "freenet", en otros, de telecentros, en otros son entidades juveniles, de la tercera edad o de la administración local. Lo importante es que no son una simple página web de información local. Son una asociación con objetivos propios y distintos al resto de asociaciones de la sociedad civil local. Aquí pueden verse diferentes muestras de lo que decimos:
Etc., etc.
Las funciones de dichas asociaciones van desde la promoción del libre acceso a Internet ("freenets") a la creación de información local en la Red, la formación y alfabetización digital, y más allá, la creación de nuevas empresas en barrios y ciudades, e incipientes tareas de gestión de conocimiento local.
La evolución de dichas redes ciudadanas está abierta. A modo de hipótesis de trabajo, podríamos considerarlas como " parques" de la Sociedad de la Información en diferentes ciudades y regiones. La era digital siguió en un primer momento el modelo del parque industrial al lado de una universidad de investigación, al modo del Silicon Valley. Ofrecer el Silicon Valley como paradigma de una sociedad de la información madura no parece lógico. Pero éste fue el principio. El nombre de Silicon Valley, Valle del Silicio, proviene de sus inicios con la tecnología electrónica de los circuitos de silicio. Y su forma de parque industrial (si se excluye su alianza con un entorno universitario), se parece demasiado a los tradicionales distritos industriales ya conocidos en Europa desde el siglo XIX (Emilia Romagna, Vallés, ...). A medida que la era digital avanza y se camina hacia las que empiezan a denominarse "tecnologías de la Sociedad de la Información" (publicación electrónica, comercio electrónico, universidades virtuales, redes ciudadanas,...) se va viendo que su impacto es más y más transversal hacia el conjunto de la sociedad y de la comunidad de naciones. Por ello, si la tecnología informática es cada vez más intersticial y afecta al conjunto de la estructura social, el medio innovador no puede ser sólo un parque industrial sino una Sociedad de la Información experimental. Una especie de nueva colonia al estilo de los socialistas utópicos o una creación de áreas experimentales en los espacios urbanos o rurales ya existentes. Lo importante es que la red ciudadana se empiece a considerar como esa Sociedad de la Información experimental, una avanzadilla de lo que más adelante afectará al conjunto del tejido social existente. En resumen, si hablamos de una Sociedad de la Información y no sólo de una infraestructura de la información, concluiremos que la forma de crearla requerirá tantos o más experimentos que los que requiere la nueva infraestructura en marcha.
Respecto a las llamadas "comunidades virtuales" sólo decir que no son "vivibles". Por desgracia para algunos, por suerte para otros, los sapiens no somos tan sólo bits. Las redes ciudadanas son nuevas instituciones con una combinación de emplazamientos físicos y virtuales, dedicadas a promocionar la era digital en el conjunto del cuerpo social. Igual que el Silicon Valley agrupa a las nuevas empresas, dichas redes ciudadanas son una combinación de nuevas empresas, y también nuevas instituciones sociales, nuevas escuelas, nuevos centros cívicos, nuevas entidades políticas o culturales. En suma, una especie de Sociedades de la Información experimentales.
¿Pueden las redes ciudadanas locales conectarse entre sí, y empezar a conformar una especie de "intercomunidad", de igual forma que Internet es una Red de redes de ordenadores? ¿Se podrá avanzar en el diseño de un conjunto de protocolos sociales nuevos, de reglas de comportamiento y de valores, que permitan hacer más interesante, sostenible y humana la vida en la era digital?
Redes ciudadanas, locales y globales
Estas nuevas sociedades, como todas las anteriores, nacen locales. Pero su dinámica parece no detenerse sólo en el techo de la localidad o del Estado nación. La propia naturaleza de las redes tecnológicas, como Internet, en que se apoyan facilita su actividad global. El proceso de mutuo reconocimiento está comenzando.
A través de la Asociación Europea de Redes Ciudadanas, hemos intentado experimentar con dicha identificación de redes similares en diferentes partes del planeta, así como su puesta en contacto y coordinación. De este experimento, nacido con el proyecto EPITELIO, surgió la idea del Global CN 2000. Es una primera iniciativa para reconocer este nuevo movimiento y reconocernos en él. Es decir, ir diseñando una nueva identidad social propia de la era digital. Veremos qué resulta.
La importancia del nuevo conocimiento y la siguiente generación de redes ciudadanas.
Para finalizar, déjenme que les indique que la evolución de la era digital no acaba con el desarrollo de una nueva sociedad. La sociedad está movida por ideas, por conocimiento. Y la gran paradoja es que la Sociedad del Conocimiento aún no ha generado un nuevo conocimiento de forma suficiente. No tenemos todavía las nuevas universidades o nuevos centros de conocimiento donde se enseñe a diseñar esa nuevas estructuras económicas y sociales. No hay ingenieros en comercio electrónico, ni doctores en redes ciudadanas. Seguimos con las clásicas disciplinas y materias de la era industrial, conservadas por el mismo tipo de institución que las vio nacer. Existe una ingeniería de telecomunicación e informática, esto es, existe una ingeniería de las nuevas tecnologías, con sus universidades de excelencia (Serra, 92), pero la ingeniería de la nueva economía y de la nueva sociedad está por crearse. Y, finalmente, está por desarrollarse una reflexión iniciada por el profesor H. Simon sobre el nuevo mundo artificial y cultural que estamos diseñando y sobre el sistema de conocimiento que puede servir para construirlo. Sin la generación de un nuevo conocimiento y sus redes será muy difícil ayudar a generar nuevas sociedades y nuevas economías. Y sin ellas, las nuevas tecnologías e infraestructuras verán limitado el desarrollo de sus potencialidades. El punto crítico de la sociedad del conocimiento es, por consiguiente, la generación de ese nuevo conocimiento y su organización en forma de redes globales de innovación. Ése es el horizonte de la nueva generación de redes ciudadanas.
Referencias
Castells, M. et al. "Nuevas tecnologías, economía y sociedad". Madrid. Alianza Editorial, 1985.
Castells, M. "La Era de la Información". Alianza Editorial. (3vol.), 1999.
Cisler, Steve, "Community Computer Networks: Building Electronic Greenbelts", 1993.
http://www.sils.unimich.edu/impact/speakers/cisler/cisler-talk.html
Serra, Artur. "Next Generation Community Networking". En "Digital Cities".
Toru Ishida, Katherine Isbister Ed., Springer, 2000,
http://www.springer.de
Serra, Artur. "Carnegie Mellon University, an American University", 1992.
http://www.ac.upc.es/homes/artur/AAA92.html
Serra, Artur. "Les communautés de citoyens en reseau". En Víctor Sandoval, "La ville numerique", Hermes, Paris, 2000,
http://www.hermes-science.com
Starr Hiltz R, Turrof, M. "The Network Nation. Human Computer Communication via Computer". Cambridge MA, 1993 (First Ed. 1978)
*Artur Serra é presidente da European Association for Community Networking e secretário do projeto Internet2-Catalunya.
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