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Una cumbre para la Sociedad de la Información

Autor original: Fausto Rêgo

Seção original:

* Karma Peiro Rubio


Si tuviéramos que pensar en un futuro próspero y ‘sano’ para todos, ¿hacia adónde miraríamos? El filósofo y lingüista Noam Chomsky dice que la solución se encuentra en el desarrollo de los movimientos populares, firmemente enraizados en todos los sectores de la población, con valores como la solidaridad, el colectivismo, la preocupación por un medio ambiente frágil, el trabajo creativo, el criterio independiente y una participación democrática auténtica en los más variados aspectos de la vida.


Ahora bien, ¿cómo conseguir esto cuando precisamente lo que predomina en este mundo es el egoismo personal, el ‘sálvese quién pueda’, el ansia de poder, el afán de dinero, los fraudes, el descontento general por los principales organismos de estado y los líderes que los dirigen?


Hace un par de semanas, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) anunciaba la decisión de la ONU donde llamaba a los gobiernos de todo el mundo a que participaran activamente en el proceso preparatorio de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI). El encuentro tendrá lugar en dos fases: la primera, en Ginebra, en diciembre de 2003; y, la segunda, en Túnez, dos años en el 2005.


El anuncio no es baladí. ¡Una cumbre mundial para hablar de la Sociedad de la Información! Pensemos por un momento en ello: hace diez años no existía ni la Web. Hoy, ya estamos hablando de una cita para evitar que la tecnología no se quede en unas pocas manos. Algo nuevo debe estar ocurriendo. La celebración de este evento supone el reconocimiento explícito de que estamos dejando atrás un tipo de sociedad para entrar en una nueva que no sabemos lo que nos puede deparar. Evidentemente, todo aquello que nosotros, el colectivo humano (o estaría mejor decir, el colectivo que tenga el poder de cambiar el ritmo de los acontecimientos) se proponga.


Esta cumbre es un reconocimiento también a la metamorfosis que estamos experimentando unos cuantos millones de habitantes conectados virtualmente desde hace tiempo, es algo palpable que ya no queda como un holograma etéreo explicado en cientos de artículos de analistas y especialistas; es un reconocimiento de que estamos entrando en una transformación que no tiene marcha atrás. Alvin Toffler decía hace veinte años que, antes de poder controlar o canalizar los cambios que vamos a experimentar, necesitamos una nueva forma de identificarlos y analizarlos. “Sin ello, estamos irremisiblemente perdidos”, añadía este visionario. Así, pues ¿qué pasos, políticas, compromisos y hábitos tendremos que modificar y asumir para desenvolvernos en esta nueva sociedad? ¿Estaremos todos en la misma? O de nuevo, ¿unos estarán a un lado (los que logren subirse a su carromato), y el resto a otro?


“Una revolución tecnológica está transformando profundamente la sociedad”, proclamaba el Secretario General de la ONU, Kofi Annán, en el comunicado oficial del anuncio de la Cumbre de la Sociedad de la Información. “Si se aprovecha y encauza convenientemente, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) tienen la posibilidad de mejorar todos los aspectos de nuestra vida social, económica y cultural”. Sin embargo, no todos gozamos todavía de las TIC en la misma medida. “Esta reunión mundial será una oportunidad excelente para que todos los principales participantes elaboren una perspectiva común sobre la forma de colmar la brecha digital y crear una verdadera sociedad mundial de la información”, subrayó Annán.


Corregir la disparidad


El objetivo principal de la Cumbre es corregir la disparidad existente en cuanto al acceso y uso de las TIC, con la finalidad de crear una Declaración donde quede reflejada los grandes principios étcos y las reglas de conducta de esta nueva sociedad, por un lado; y, por el otro, un Plan de Acción donde se formulen las prioridades y medidas concretas para que todos los países, tanto del Sur como los del Norte, se beneficien.


Y ello pasa por debatir el rol de las telecomunicaciones; cómo conseguir un acceso universal y equitativo a la Sociedad de la Información; medir las repercusiones que pueden surgir en el desarrollo económico, social y cultural del mundo tras conseguir este acceso universal; vigilar por la protección, privacidad y seguridad del consumidor; estudiar el papel que jugarán los gobiernos; plantear la libertad de expresión; las necesidades del trabajador de hoy; y el uso de las TIC en el entorno de la educación con todo lo que ello puede abarcar.


Desde el anuncio de la Cumbre de la Sociedad de la Información, hace ahora algo más de dos años, numerosos eventos están destinados a arrojar resultados y conclusiones para servir como material previo de estudio y análisis. La XV Cumbre del Grupo de Río (Chile, 2001) o el Simposio Latinoamericano y del Caribe, titulado La educación, la ciencia y la cultura en la Sociedad de la Información (Cuba, febrero 2002) son algunos ejemplos.


¿El inicio de una transformación?


La Conferencia de Plenipotenciarios de la UIT, celebrada en 1998, podría ser el principio de una transformación. Allí se decidió que la Sociedad de la Información no podría crearse sólo con la contribución de las administraciones locales y el sector privado, sino que debían tenerse en cuenta, por encima de todo, a los promotores de redes ciudadanas, a los de asociaciones profesionales, a las ONG, a los sindicatos, a los medios de comunicación, a investigadores privados y públicos, etc.


Actualmente, todos estos actores tienen bastante que decir. De hecho, están diciendo ya desde hace mucho, sólo que los gobiernos parecían no escuchar. Se dijo en el I Congreso Mundial de Redes Ciudadanas que se celebró en Barcelona en el año 2000, y en el II encuentro que tuvo lugar, en diciembre del pasado año, en Argentina. Luis Angel Fernández Hermana lo resumía en su editorial Las instituciones sociales de Internet de la siguiente forma: “(...) se aprobó crear un ‘Partenariado Global’ abierto a las organizaciones de redes ciudadanas, individuos, organizaciones académicas públicas y privadas, gobiernos y empresas. El Partenariado fue concebido como un nuevo marco experimental a inventar juntos. A esta conclusión se llegó después de exponer las experiencias procedentes de todo el mundo y de los ámbitos más variados. Desde las selvas de Papúa Nueva Guinea y el Amazonas peruano, a los barrios de Dakar o zonas emprobrecidas de las grandes ciudades de EEUU, llegaron alianzas para la educación en Argentina, Brasil o Ecuador, redes de telecentros esparcidas por América Latina o la India y multitud de movimientos sociales empeñados en superar a través de Internet los efectos deletéreos de la pobreza y el atraso”.


Recientemente, dos informes procedentes de EEUU, el elaborado por la consultora McKinsey-Jupiter Media Metrix y el de Pew Internet&American Life Project, coincidían en que el rasgo más sobresaliente de Internet en los próximos años será la imparable emergencia de las comunidades virtuales de conocimiento con el fin de alcanzar un amplio espectro de objetivos sociales, políticos, económicos y culturales que determinará la Internet que tendremos en el futuro y su impacto en la vida real. Eso mismo fue lo que ya reconoció también el Informe sobre el Programa de las Naciones Unidad para el Desarrollo (PNUD) del 2001, cuya conclusión principal fue que las revoluciones tecnológicas, los movimientos globalizadores y la creación de redes de personas que se encuentran en un espacio sin fronteras físicas pueden ser la solución para evitar que la brecha digital sea más profunda.


¿Será la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información una cita para emprender acciones consensuadas por todas las partes con el objetivo firme de mejorar la vida de las personas? O como tantos otros eventos, con grandes expectativas ¿quedará todo en buenas intenciones sobre el papel? Es evidente que nos encontramos en un momento de cambios, atrapados entre una agonizante sociedad industrial (o postindustrial) y una nueva sociedad altamente tecnológica y pos-industrial.


Toffler también dijo muchas cosas hace varias décadas que son muy oportunas en este principio de siglo XXI. “La Humanidad se enfrenta a un salto cuántico hacia adelante. Se enfrenta a la más profunda conmoción social y reestructuración creativa de todos los tiempos. Sin advertirlo claramente, estamos dedicados a construir una civilización extraordinariamente nueva que exige gobiernos más sencillos, más eficaces y más democráticos que ninguno de los que conocemos hoy” (1).


Reflexiones finales para un principio


Los investigadores James Burke y Robert Ornstein (autores, entre otros, del libro Del hacha al chip) comentan que en este principio de siglo disponemos de dos herramientas muy valiosas. Una, novedosa con respecto a la historia de la humanidad: las Tecnologías de la Información y la Comunciación; la otra, muy antigua: el cerebro. Nuestro reto en este siglo consistirá en ser capaces de combinar estas dos herramientas para que produzcan el bien para la colectividad humana en lugar de para unos pocos.


Otros dos investigadores y antropólogos, Artur Serra y Eudald Carbonell, tienen también algo más que decir sobre los cambios que nos van a suceder y sus repercusiones. Serra, también director del I encuentro mundial de redes ciudadanas, apunta que la evolución de la era digital no acaba con el desarrollo de una nueva sociedad. “No tenemos todavía las nuevas universidades o nuevos centros de conocimiento donde se enseñe a diseñar esas nuevas estructuras económicas y sociales. No hay ingenieros en comercio electrónico, ni doctores en redes ciudadanas. (...) Y está por desarrollarse una reflexión iniciada por el profesor H. Simon sobre el nuevo mundo artifical y cultural que estamos diseñando y sobre el sistema de conocimiento que puede servir para construirlo. Sin la generación de un nuevo conocimiento y sus redes será muy difícil ayudar a generar nuevas sociedades y nuevas economías”.


Carbonell considera que la tecnología nos hace de forma distinta. “Internet es un artefacto genial porque intercomunica a todo el mundo. Pero si no se hubiera socializado, no hubiera servido de nada. Ahora, hay 800 millones de personas conectadas, cuando sean 6.000 millones, la articulación del planeta funcionará con otra estructura. Y va a cambiar nuestra mentalidad”. Según este estudioso ser rico será muy mal visto.


¿Planteará la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información un camino viable para alcanzar este objetivo?


Notas:


(1)     Según Toffler, la primera ola de cambio fue la revolución agrícola, la segunda el nacimiento de la sociedad industrial, y la tercera, ésta nueva sociedad altamente tecnológica en la que parece que estamos entrando.


* Karma Peiro Rubio é jornalista e diretora de Conteúdo da revista eletrônica en.red.ando.






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